miércoles, 10 de junio de 2009
Articulo de Colección
Con afecto y gran estima a la invaluable labor del C.Profr. J.A Cano Luna.
En recuerdo de su experiencia con su inseparable amigo, me permiti hacer un escrito a mi muy personal estilo. Espero lo disfruten. Karolynna
“ARTICULO DE COLECCIÓN”
Hace algún tiempo en compañía de la family, andando de shooping en el “otro lado”, mientras la prole entraba y salía de las tiendas, y viendo que iba p`a largo, ya medio aburrido y cansado de bostezar, me di valor y le dije a la ñora, me voy a ir adelantando, ahí me alcanzan.
Una vez con permiso de mi dama emprendí un solitario recorrido, nomás p`a matar el tiempo, la verdad no tenia prisa, pero quería evitar que mis extremidades inferiores me cobraran en dólares las horas de estar de pie en una tienda tras otra, así que de pura casualidad sin buscar, lo encontré.
Apenas si avance dos bloques, o como decimos acá en mi tierra, escasamente camine dos cuadras, cuando en la esquina me llamo la atención “La tienda”, era mas bien era del tipo, “pasado de moda”, esas que antaño fueron llamadas “tienda de pueblo”.
Por supuesto me anime, ya que “La Tienda” por lo menos en su exterior era diferente a las de fayuca y chácharas de los chinos, esas que abundan en el centro de las ciudades y condados fronterizos, para empezar la puerta de entrada era de esas que aparte de tomar fuerzas, hay que tomar aliento y valor para aplicar el “Push”, ya que ni en sueños contaba con mecanismo electrónico, así que al entrar me dije aquí por lo menos ya empiezo con una experiencia diferente.
Al entrar percibí el aroma que deja la historia, el recuerdo, el pasado, aroma que deja el avance del tiempo, en pocas palabras, como dicen los chavos, olor a viejo. Y para variar solo había en el local un dependiente, igualmente viejo como todo lo que estaba ahí dentro.
El señor de edad a cargo de “La Tienda”, me dedica una mirada de interés genuino a través de sus gafas, deja de lado el artículo que leía, percibe en mi el titubeo de no saber que carajos estoy haciendo en ese lugar, así que el literalmente enfoca su atención, se hace cargo de mi, para atenderme.
Con mi escaso Spanish-Inglish, lo saludo y el contesta en un fuerte y ronco acento tejano “Buenosss Diassss”, se adelanta a mi corta y nerviosa conversación y se hace cargo, yo simplemente lo escucho y disfruto su animosa descripción de la extensa gama de artículos que atiborran los estantes de “La Tienda”.
Mal haría en omitir algún articulo, artefacto, utensilio, herramienta, mobiliario, aparato y otros que forman parte del contenido de esta peculiar tienda, así que dejare volar su imaginación, mencionando solo de paso que en ella se tienen objetos de acuerdo a las letras del Abecedario independientemente sea en Español, Inglés, Ruso, Árabe, Chino, o Japonés.
Así que me sentí como niño en dulcería, y dicho de otro modo, como escuincle en piñata de vecindad. No tiene usted idea. Vaya que aquel lugar ofrecía un recorrido por cada etapa de avances técnicos y tecnológicos a favor de la comodidad del ser humano.
Así que heme ahí, extasiado en mi recorrido visual, acompañado con la descripción que el gringo hacia de cada artefacto, me di la oportunidad de un relax, en eso estaba cuando, escondido entre una maraña de trebejos que no pude mentalmente clasificar.
Lo vi ahí un poco sin vida, aislado, olvidado, ya sin animo de competir con la gama tan amplia de nuevos aparatos, pero tal parece que mi sorpresa al identificarlo, le dio vida. Mi admiración le basto para sentirse nuevamente útil, sin afán de exaltar cualidades que no tiene, si quiero aclarar que pareciera haber tenido un encuentro del 4º. o 5º. Tipo si los ha habido con personas. Ya que en la penumbra de la atiborrada tienda, se filtro un delgado pero luminoso rayo de sol, dando directamente sobre el artefacto. Razón suficiente en ese instante para sentirme en sintonía, en “empatía”, si es que es permitido tener empatía con objetos.
Así que en ese instante pregunte cautelosamente por el cuanto $ había que pagar por tan peculiar artefacto. El gringo detuvo su charla y con tranquilidad me enlista brevemente las bondades y virtudes del aparato.
Yo no tomo muy en cuenta sus ideas, ya que de un solo vistazo he quedado prendado de su porte y su sus partes. Escapa mi imaginación y me veo en el futuro cercano sacando provecho de sus incontables posibilidades de aplicación en mi trabajo cotidiano.
Ya que ese objeto que aquel día llamo mi atención, hoy se reconoce como “El Antediluviano”, “El Monstruito”, “El Tirano saurio Rex”, “El Bizca o Tátara Abuelo” de quien hoy día es un objeto muy utilizado.
Les diré que a mucho orgullo, sobre todo a todos aquellos quienes me llevan la delantera en la carrera de los avances de las nuevas tecnologías, el objeto que hoy es parte de mi colección, ”es mi amigo mas fiel”, su costo tan solo 15 dólares de aquellos días, fue una inversión significativa, ya que aunque ha pasado tiempo, su mantenimiento aun es de bajo costo.
Tiene una noble misión que después de tantos años sigue desempeñando y con dignidad sigue provocando expresiones de admiración o de asombro, claro que en mi interior como “padre de urraca”, pretendo que esas expresiones sean por su valiosa utilidad; pero me he llevado cada chasco, ya que las nuevas generaciones, me recuerdan crudamente que mi valioso y preciado objeto.
Mi muy apreciado, estimado y querido “Retroproyector”, es hoy día un artículo de colección.
Karito_21@msn.com
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